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LA PARTICIPACIÓN EN EL TRABAJO FAMILIAR: UN
RETO EDUCATIVO Y SOCIAL
Maganto, J.M., Bartau, I. Etxeberria, J. (2003). La participación en el trabajo familiar:
Un reto educativo y social. Revista Electrónica de Investigación y Evaluación Educativa, 9, p. 160-183. Se presentan las conclusiones de una investigación exploratoria y descriptivo-comparativa
llevado a cabo en el País Vasco con una muestra total de 1651 familias (hijos e hijas N=1651),
madres (N=1043) y padres (N=873) que analiza la naturaleza de la participación de los padres,
las madres los hijos y las hijas en las tareas del hogar. Se concluye que todos los miembros de la
familia conceden gran importancia a su propia contribución y a la de los demás en las tareas del
hogar. No obstante, la naturaleza de su participación difiere en los siguientes aspectos: 1) en
general, las madres asumen habitualmente la mayoría de las tareas del hogar por lo que se
puede afirmar que soportan una sobrecarga de trabajo en comparación con los demás
miembros de la familia, 2) la participación de los padres en las tareas del hogar es ocasional y
esporádica en la mayoría de las tareas y 3) la participación de los hijos e hijas aumenta con la
edad. Se extraen diversas implicaciones educativas prácticas para contribuir a que la familia
favorezca la igualdad y el equilibrio de los roles del trabajo en la vida familiar.
Introducción:
¿Qué es el trabajo familiar? ¿Cómo es la participación de los diversos miembros de la familia en
las tareas del hogar? A continuación, se describen las características generales del trabajo
familiar y algunos de los resultados más interesantes que aporta la investigación actual sobre la
naturaleza de la participación de los miembros de la familia en este tipo de trabajo. Esta
introducción teórica pretende delimitar uno de los roles menos explorados en la investigación
educativa en la actualidad en nuestro país, el rol del mantenimiento y organización del hogar.
Se dan a conocer algunos de los resultados de una investigación más amplia realizada en el País
Vasco en torno a la corresponsabilidad familiar que analiza la naturaleza de la participación de
los padres, las madres y los hijos y las hijas en las tareas del hogar. Se extraen diversas
conclusiones e implicaciones educativas prácticas para contribuir a que la familia favorezca la
igualdad y el equilibrio de los roles del trabajo en la vida familiar. - Conclusiones de la investigación
Todos los miembros de la familia conceden gran importancia a su propia contribución y a la de
los demás en las tareas del hogar. No obstante, la participación de las madres es casi el doble
que la de los padres e invierten un total de horas semanales cinco veces superior a ellos en la
realización de todos los tipos de tareas considerados en la investigación. Los hijos e hijas van
aumentando progresivamente su participación en las tareas. Entre los 18 y los 19 años de edad
el índice total de participación de los hijos e hijas tiende a igualarse con el índice de los padres aunque el tipo de tareas en las que participan con mayor regularidad es diferente,
siendo mayor la participación de los padres-hombres en las tareas accesorias y la de los hijos e
hijas en las tareas del tipo mías.
Los padres, las madres y los hijos e hijas comparten un conjunto de creencias en torno a la
colaboración de los miembros de la familia en las tareas del hogar. Coinciden en que las tareas
domésticas constituyen “un trabajo a repartir entre todos” los miembros de la familia. No
obstante, no se concibe como un trabajo como tal, con el mismo rango del trabajo remunerado,
sino como una “ayuda necesaria, no un trabajo” y que “es impensable el futuro sin la
colaboración”.
Una de las razones más importantes que comparten los miembros de la familia para explicarse
por qué la mujer en nuestra sociedad suele realizar más tareas en el hogar es que las han
aprendido. Resulta esperanzador que se reconozca que la realización de las tareas del hogar es
fruto del aprendizaje susceptible, por lo tanto, de ser aprendido por todos los miembros de la
familia, no fruto de la naturaleza innata de la mujer. No obstante, de este resultado se podría
derivar que una alternativa drástica para evitar la sobrecarga sobre las madres sea que las
mujeres no las aprendan.
Otra creencia compartida es que las mujeres quieren que la casa esté como a ellas les gusta.
Puede ser una razón importante que subyace a la dificultad que manifiestan determinadas
madres para delegar la realización de las tareas domésticas o, en su caso, la responsabilidad de
su realización en la pareja u otros miembros.
La mitad de las familias analizadas valoran adecuadamente la cantidad de participación de todos
los miembros de la familia en las tareas y en el resto de las familias valoran insuficientemente la
participación de los hijos y de los padres y excesiva la participación de las madres.
Las expectativas de los padres y de las madres con respecto a la participación de sus parejas en
un futuro difieren. Mientras la mayoría de las madres esperan disminuir su propia participación
y que aumente la colaboración de sus parejas en el futuro, los padres mayoritariamente
consideran que debe aumentar su propia participación y que la colaboración de su pareja se
mantenga igual que ahora.
LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA Y SU REPERCUSIÓN EN LA AUTONOMÍA Y
RESPONSABILIDAD DE LOS NIÑOS/AS
De León Sánchez, B. (2011). La relación familia-escuela y su repercusión en la
autonomía y responsabilidad de los niños/as. El primer y más importante agente socializador de los niños y niñas, es la familia. Esta institución,
con el paso del tiempo ha ido sufriendo una serie de modificaciones, tanto en su estructura
como en sus funciones. Estos cambios que se han ido generando, ocasionados por una serie de
factores producidos a lo largo de la historia, y que analizamos en la presente aportación, han
repercutido decisivamente, no sólo a sus funciones, sino también sobre otros agentes -la escuela
entre ellos- encargados del proceso educativo de los pequeños.
Por consiguiente, se hace necesario analizar la relación Familia-Escuela, en cuanto que son los
dos grandes agentes socializadores responsables de la educación de los niños/as, prestando
atención a las realidades en las que están inmersos, e intentando dar respuesta a las demandas
que cada uno de ellos pueda presentar. En última instancia, lo que no podemos olvidar es que
ambos agentes repercuten directamente en la capacidad autónoma y de responsabilidad de los
niños y, para que éstas se produzcan, se hace necesario que familia y escuela trabajen conjunta
y cooperativamente. - Conclusiones de la investigación
La familia y la escuela son los dos grandes agentes socializadores de los niños y niñas. Cada una
presenta su propia independencia en su forma de hacer y a la vez es responsable de desempeñar
unas acciones, con el objeto de favorecer el desarrollo armónico de los más pequeños.
Ambas comparten algo muy importante, y es que son las encargadas de facilitar que el desarrollo
de los niños y niñas sigan unos cauces propios a la realidad social en la que nos encontramos
inmersos. Por eso, se hace esencial que ante estas circunstancias los dos agentes educativos se
complementen para dar respuesta a las necesidades que parecen producirse en el contexto
donde las familias se encuentran sumergidas.
Se percibe la positividad de que las familias formen parte del día a día de las escuelas,
repercutiendo en la obtención de buenos resultados académicos y en el desarrollo óptimo de
los niños y niñas.
Parece vislumbrase que las Leyes Educativas apoyan la participación de los padres y madres en
la gestión de los centros educativos, y por tanto en formar parte de la organización de la vida
diaria que sus hijos/as experimentan en los centros educativos.
Se destaca que la relación familia - escuela, debe buscar canales de comunicación para facilitar
esa cooperación y colaboración. Para ello, es importante partir de la especificidad de los roles a
seguir por cada uno de los agente, disminuyendo el recelo hacia la intromisión de ambos en los
papeles a desempeñar, tanto por parte de los docentes como de los padres y madres.
Para facilitar la participación, el papel de los profesores en esencial, ya que deben ser ellos
quienes inviten a las familias a formar parte de su trabajo. Por tanto, los docentes deben
mantener una actitud abierta, cercana y colaborativa y no cabe duda, que por parte de los
padres y madres, la actitud a mostrar debe seguir los mismos cauces.
Se percibe la necesidad de buscar espacios y momentos para favorecer el acercamiento y por
tanto, la colaboración y cooperación entre ambas instituciones educativas.
Y es bien claro, que aún queda mucho camino que recorrer para intentar dar con los elementos
que hagan realidad que dicha colaboración, relación y compromiso por parte de las familias y
las escuelas sea una realidad.
EL ROL DE LA FAMILIA EN LOS PROCESOS DE EDUCACIÓN Y DESARROLLO HUMANO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS
López, G., & Guiamaro, Y. (2016). El rol de la familia en los procesos de educación y
desarrollo humano de los niños y niñas. Ixaya. Revista Universitaria de Desarrollo Social, 10, p.
31-55. Venezuela. Esta reflexión manifiesta el rol que la familia representa en el desarrollo del niño junto con la
escuela. Se toma como referencia la Teoría Ecológica de Bronfenbrenner (1979), la Teoría del
apego de Bowlby (1985), la Teoría del aprendizaje de Albert Bandura (1977), y algunos hallazgos
empíricos realizados por distintos autores, centros y organizaciones donde se muestra la
realidad de las familias y cómo son afectadas por el contexto. En este sentido, se concluye que
la familia puede ser tanto un lugar protector como peligroso para los niños y niñas, que el adulto
significativo en la vida del infante, los ayudará a desarrollarse física, psíquica, intelectual, y
emocionalmente en ambientes sanos. Así mismo se hace necesario reconocer la importancia de
la participación de los padres de familia en el proceso educativo de sus hijos para que así tengan
un mayor y mejor aprendizaje. Se propone el fortalecimiento del entorno protector de los niños
y niñas, el aseguramiento de presupuestos para invertir en la primera infancia y la promoción
de la participación de los párvulos como actores y autores de su propio desarrollo.
Introducción:
Para la reflexión que se presenta, es indispensable comprender el concepto de familia, el cual
se concibe como: La unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en
común que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia a
dicho grupo, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas
relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia” (Rodrigo y Palacios, 2003: 33).
Esta amplia definición brinda la oportunidad de abarcar las diferentes estrategias de
convivencia que hoy se constituyen como familias, y no considera como criterios únicos los
vínculos legales y/o consanguíneos de otras definiciones.
La familia influye en el desarrollo de los niños y niñas desde la propia concepción, ya que el
estado de salud de la madre durante la gestación tiene consecuencias en su desarrollo.
Asimismo, las condiciones económicas, sociales y culturales, en las que ellos se
desenvuelven, constituyen una importante fuente de estímulos y experiencias que influirán
en su desarrollo en todos los aspectos, es decir, físicos, cognitivos, socioemocionales,
psicomotrices y del lenguaje.
Al hablar de desarrollo se hace referencia al proceso de crecimiento y maduración del
individuo desde su concepción hasta la adultez, y a las posibilidades de promover su
potencialidad individual y colectiva para alcanzar su bienestar. En este sentido, es
determinante el conocimiento que los adultos que se encuentran a cargo de la atención de
los niños y las niñas, tengan sobre su desarrollo y sobre la importancia del rol que les
corresponde jugar como adultos significativos y mediadores de sus experiencias de
aprendizaje.
Si los adultos conocen como van evolucionando los niños y las niñas, entonces tendrán la
capacidad de ir adecuando su interacción proporcionándoles la guía y el apoyo necesario a
fin de propiciar el desarrollo pleno de sus capacidades. Quiere decir que el adulto actúa como
un mediador que interviene entre el niño y el ambiente, es quien lo apoya en la organización
de su sistema de pensamiento y facilita la aplicación de los nuevos conocimientos a las
situaciones que se le presentan en su quehacer cotidiano. La acción de un mediador en este
rol, que le corresponda atender, cuidar y educar a los niños y niñas, determinará de manera
positiva o negativa el potencial de su crecimiento en todos los aspectos, lo cual será decisivo
para su desarrollo.
En las manos de los adultos cuidadores o mediadores existe una gran responsabilidad ya que
la seguridad emocional de los niños y las niñas dependerá de los vínculos de apego, del tipo
de relación que se establece y del desarrollo adecuado de la autoestima. Este rol se convierte
en un gran reto, ya que además de disponer de conocimientos acerca del desarrollo infantil,
debe tener la capacidad de transmitir seguridad, confianza y además, propiciar el desarrollo
de la autoestima.
Cuando la vida familiar transcurre en un entorno de afecto y de entrega mutua las
condiciones son favorables al proceso adecuado del desarrollo de los niños y las niñas, pero
si el ámbito familiar sufre trastornos habituales se germinarán profundos sentimientos de
desengaño acompañados de rencor y de situaciones conflictivas.
Es importante resaltar, que la familia tiene entre sus roles la tarea de trasmitir a los niños y
a las niñas valores, que son las actitudes y conductas que la sociedad considera
indispensables para una buena convivencia, mantener el orden y el bien en general, más
específicamente, los valores morales y éticos.
Otro rol significativo de la familia es el de la socialización de los roles sexuales. Por lo general,
las mujeres se expresan a través de conductas marcadas por la sumisión, la emoción, el afecto
y una actitud más favorable a la aceptación; por el contrario, los hombres se muestran más
dominantes, independientes, asertivos y más competentes cuando corresponde tomar
decisiones y enfrentar situaciones de conflicto.
Cada familia se organiza de acuerdo a sus propias pautas y prácticas de crianza y éstas a su
vez se encuentran regidas por la herencia familiar y cultural. La familia termina por ser el
patrón o molde que todo niño y niña toma de base para su desarrollo personal.
La familia también cumple un rol indirecto sobre la relación del niño o de la niña con sus
compañeros o amigos, ya que es la propia familia y no el menor quien elige el lugar para vivir,
y serán los vecinos y la propia comunidad, quienes de acuerdo a sus reacciones ante el
comportamiento social del niño, moldearán su desarrollo.
La oportunidad para los niños y las niñas de convivir, recibir apoyo y consejo de los adultos
que le rodean, así como compartir modelos de comportamiento, les permiten ganar tanto en
su desarrollo y actitudes como en sus creencias y valores.
De tal manera que la influencia de la familia en el proceso de educación y desarrollo de los
infantes se evidenciará en las diferentes dimensiones evolutivas (agresividad vs noagresividad, logro escolar vs fracaso, motivación de logro vs desmotivación, etc.) y a su vez,
estas características propias, adquiridas en cada familia, se interconectarán con los contextos
socializadores externos como lo son la escuela y el grupo de iguales; cada nueva experiencia
puede llegar a ser un facilitador o un obstaculizador para la adaptación en cualquiera de los
entornos donde se desenvuelvan los niños y las niñas. - Conclusiones de la investigación
La importancia del papel desempeñado por los padres en la educación de sus hijos es
incuestionable.
• La familia es considerada como el primer agente educador y el hogar como la antesala de la
escuela que pone el cimiento educacional hasta que el niño esté en condiciones de ir al colegio
llevando consigo el fiel reflejo de lo que es su hogar. No cabe duda de la gran responsabilidad
que le cabe a la familia en la construcción de la sociedad. La especificidad de la influencia familiar en la educación infantil está dada porque la familia
influye, desde muy temprano en el desarrollo social, físico, intelectual y moral de su
descendencia, todo lo cual se produce sobre una base emocional muy fuerte. ¿A qué conduce esta reflexión? En primer lugar a reconocer la existencia de la influencia
educativa de la familia, que está caracterizada por su continuidad y duración. La familia es la
primera escuela del hombre y son los padres los primeros educadores de sus hijos. Cada familia tiene un modo de vida determinado, que depende de sus condiciones de vida, de
sus actividades sociales, y de las relaciones sociales de sus miembros. El concepto incluye las
actividades de la vida familiar y las relaciones intrafamiliares, que son específicas del nivel de
funcionamiento psicológico de este pequeño grupo humano; aunque reflejan, en última
instancia, las actividades y relaciones extrafamiliares. Los padres, los docentes, los promotores comunitarios, las cuidadoras y otros actores
significativos en la vida del niño y la niña, los ayudarán a crecer física, intelectual, social y
emocionalmente en ambientes de calidad donde el entorno físico y las interacciones estén
orientadas a ser los desencadenantes del potencial de talento y habilidades con las que nace. Reconocer la importancia de la participación de los padres de familia en el proceso educativo
de sus hijos especialmente en la edad escolar, durante los primeros años de vida, para que así
tengan un mejor aprendizaje. Resulta evidente que los padres con mayor nivel de preparación y cultura pueden comprender
con mayor conciencia cómo garantizar mejores condiciones de cuidado de sus hijos para lograr
su supervivencia. Una madre más culta y preparada comprende acepta y cumple mejor las
orientaciones que recibe para el cuidado y ello, lógicamente, se traduce en lograr mejores
condiciones de vida en el hogar que le permitirán estimular el desarrollo cognoscitivo y afectivo
de sus pequeños. La familia debe brindar todo el apoyo disponible al docente de manera que pueda contribuir
en la formación de los niños y niñas, puesto que trabajando en equipo se verá mejor resultado. LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LA RELACIÓN FAMILIA-ESCUELA
Lozano M., J., Ballesta Pagán, F. J., Alcaraz García, S., & Cerezo Márquez, M. C.
(2013). Las Tecnologías de la Información y la Comunicación en la relación familia-escuela. Revista Fuentes, 13, pp. 173-192. El objetivo de esta investigación es dar a conocer la valoración que hace la familia del
alumnado (autóctono y extranjero) de educación infantil y primaria de la Comunidad Autónoma
de la Región de Murcia, sobre el uso y la interacción comunicativa de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC). El equipo investigador ha pretendido analizar, con un
interés particular, las relaciones mantenidas entre el centro y las familias, centrándonos con
mayor interés en la relación existente entre las familias y la escuela ante la incorporación de las
TIC. En la metodología se utiliza un diseño transversal en consonancia con la finalidad
investigadora, para recoger la opinión de la muestra seleccionada de 1932 familias, mediante la
aplicación del cuestionario como instrumento de recogida de información. De los resultados
obtenidos se constata que las familias muestran un gran interés en el uso y en la incorporación
de estos medios digitales en las aulas, a la vez que están muy interesadas en recibir formación
en los propios centros educativos sobre las posibilidades de estas herramientas tecnológicas. En
relación al uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación en el hogar hay grandes
diferencias según sean autóctonas o extranjeras y dependiendo del país de origen de los
progenitores. Esta cualificación de padres y madres condiciona la valoración que se hace sobre
TIC tanto en el proceso de enseñanza /aprendizaje de sus hijos, como en el uso que de éstas se
desarrolla dentro del hogar.
Introducción:
El acceso a la interacción comunicativa desde Internet, ha supuesto un aumento significativo en
el uso de las herramientas y en las tareas colaborativas asignadas a los medios tecnológicos que
utilizamos en la formación. Ante este panorama las principales instituciones mediadoras en la
formación de los jóvenes (escuela y familia) necesitan comprender el proceso de inmersión en
esa cibersociedad con el objetivo de interpretar esta realidad que condiciona el aprendizaje de
los alumnos, y a la vez configura su formación personal. La razón y el argumento de la
colaboración viene predeterminado porque la sociedad digital está configurando un modo de
acceder, usar e interaccionar mediante el empleo de las tecnologías de la información y la
comunicación que sobrepasa los límites de la escuela y cubre un amplio entorno socio-cultural
y formativo (Bautista, 2007; García Areito, 2009; San Martin, 2009; Sevillano, 2009, Ballesta,
2009a). Por ello, la mayoría de los países han desarrollado iniciativas en la realización de
proyectos a escala nacional y regional para introducir y potenciar el uso de las tecnologías en
casa, en la empresa, en universidades, institutos y escuelas (San Martín, 2009). Sin embargo, al
mismo tiempo, no todo son éxitos y seguimos cuestionando el efecto de esta incorporación de
las tecnologías en los centros educativos con una baja integración de las TIC, asegurando la
contradicción visible y que cada vez más se constata entre el alumnado y los docentes, desde el
uso y el consumo de Internet, donde la brecha existente es amplia debida a que dos tercios de
los centros no tienen un plan específico de integración de las TIC (Sigalés, Mominó, Meneses &
Badía, 2009).
Estos resultados evidencian la insuficiencia de los sistemas utilizados por las administraciones
educativas para poner en práctica las políticas en el uso de las TIC que no han contribuido en la
mejora de la enseñanza (Alonso, 2012; Ballesta, 2006). Al mismo tiempo se desvela que falta
una cultura de utilización de las TIC que integre integración efectiva de ellas en los contenidos y
en los aprendizajes exige una atención aún más atenta a su presencia en la formación del
profesorado (Escudero, 2009) . Esto hace que sea necesario establecer propuestas colaborativas
entre la familia, los adultos y los niños y jóvenes, así como los docentes, para concretar modelos
que expliciten cómo mejorar el uso de los nuevos medios para la mejora educativa que sin duda
supone potenciar un proceso integrador en relación a las tecnologías en y para la comunicación
educativa que potencie nuevos proyectos, relaciones e innovaciones (De Pablos, Colás &
González, 2010; Sancho, 2009; Peirats, Sales & San Martín, 2009 ;Valverde, Garrido & Sosa,
2010).
Al mismo tiempo, consideramos que al abordar la integración de las TIC en los centros
educativos es necesario, además, contar con la implicación de la familia y de su colaboración
(Ballesta y Cerezo, 2011; Ballesta et al, 2011). Desde esta actuación, en nuestro caso, implicará
abordar la dimensión formativa y comunicativa entre las TIC y la comunidad educativa, para
establecer un mayor conocimiento sobre qué y cómo estas tecnologías pueden ser instrumentos
que faciliten los aprendizajes entre los usuarios y mejoren las posibilidades formativas del
alumnado.
En este sentido sabemos que es el hogar del joven y fuera del aula, desde donde se establece el
mayor tiempo de interacción con las TIC, aunque el perfil de usuario y de consumo que se
establece con estas tecnologías viene caracterizado por ser individual y personal, en función de
su propia elección, intereses y formación muy lejano al académico y al escolar que prima en la
escuela, no estando está tan claro que sea el interés informativo o formativo el que prevalezca
en los intereses del alumnado (Rubio Gil, 2009). Esta realidad implica como señalan Graner et
al. (2007) y Lara(2009), que la inmensa mayoría de jóvenes y adolescentes disponen de Internet
en sus hogares y se conectan, en un alto porcentaje, con una finalidad lúdica y de ocio y
contando. Este perfil de consumidor joven que se desarrolla fundamentalmente desde el hogar,
es el que se imita y sirve de modelo al alumnado de menor edad contrastando con los adultos
iniciados en estas tecnologías que optan por seguir contenidos mucho más informativos
(Medrano, Airbe y Palacios 2010). Por ello, como señalan Ricoy, Feliz y Sevillano (2010) hemos
de aprovechar el papel que juega la educación como llave para reducir las distancias entre los
diferentes segmentos sociales y el uso de las nuevas tecnologías sabiendo que hay que facilitar
el acceso y su integración en la vida social y en concreto desde el ámbito familiar.
De ahí que para mejorar el modelo didáctico que garantice una integración de las TIC en los
procesos de enseñanza-aprendizaje habrá que avanzar en propuestas donde colabore toda la
comunidad educativa y en especial la familia del alumnado que tiene en estos medios una
oportunidad y un nuevo canal informativo y educativo. Por ello consideramos que el uso y la
implementación pedagógica de las TIC deben ir relacionadas con el avance y concreción de
propuestas y proyectos de formación en los centros educativos que tengan en cuenta esta
dimensión formativa que fomente la relación escuela, TIC y familia, que sirva para desarrollar
modelos que tengan en cuenta los canales que utilizamos para la distribución de información
desde los equipos directivos y el profesorado hacia las familias y el alumnado (Buckingham y
Sacanlon,2004; Buckingham, 2006). De este modo pensamos que la investigación que hemos
realizado sobre la valoración que realizan las familias de los alumnos puede ayudarnos a conocer
la valoración que realizan los padres y madres sobre la incorporación de las TIC en el hogar y en
la escuela. - Conclusiones de la investigación
De los resultados conseguidos en esta investigación destacamos que de todas las dimensiones
analizadas, sobre las TIC y la familia en alumnos de Educación Infantil y Primaria se muestra un
gran interés en el uso y en la incorporación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Al mismo
tiempo, las familias de los alumnos están muy interesadas en recibir formación en los propios
centros educativos, sobre estas herramientas y sus posibilidades. Este contenido formativo sería
de máximo interés para ser abordado en relación a la oferta que se hace o pudiera realizarse
desde los plantes de actuación en relación a Escuelas de Padres. Estos datos nos muestran que
es necesario en muchos casos abrir los diferentes contextos educativos para que los padres
puedan entrar y de esta forma ser formados para el conocimiento y uso de las TIC, ya que de
esta forma estaremos contribuyendo a la formación de sus hijos y de manera más genérica a la
propia formación como usuarios de una sociedad digital que conlleva una alfabetización digital.
De igual modo, y en relación al uso de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación
dentro del hogar, según el país de procedencia hay diferencias, por lo que son las familias de
cultura árabe y latinoamericana las que obtienen valores más bajos. Pensamos que eso es
debido principalmente porque en sus hogares no tienen esos medios tecnológicos, para poder
hacer uso de ellos debido a condicionantes económicos. Señalar también que las familias
orientales no necesitan esa formación en las TIC, puesto ellos ya tiene esas competencias
digitales y no les interesa recibir o dar información del centro y de sus hijos utilizando las TIC,
puesto que prefieren guardar su confidencialidad.
Tal y como señalar diferentes autores nos encontramos ante una brecha digital que cada vez
debe ser más corta para que no existan barreras a la hora de enfrentarnos ante las TIC, sin que
el uso de las tecnologías dentro del aula y del hogar suponga una diferenciación entre el
alumnado escolarizado actualmente en nuestros centros.
De lo anteriormente expuesto se constata una necesidad de profundizar en torno a esta
temática, para llegar a comprender y valorar el papel que tiene la familia en el uso de las TIC y
su importancia dentro del ámbito escolar, ya que las familias pueden condicionar el uso de estos
medios a favor de los alumnos. Sin olvidar, que hoy nos encontramos ante una sociedad digital
donde toda la comunidad educativa, a nivel de usuario, necesita comunicarse, a través de estas
tecnologías. Este hecho supondrá que es necesario trabajar de forma coordinada familia-escuela, puesto que la actitud de ambos colectivos va a influir en el desarrollo personal y social
de nuestros alumnos.
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