PRÁCTICA SESIÓN 3

 LA FAMILIA COMO CONTEXTO DE DESARROLLO INFANTIL

  • Título
La familia como contexto de desarrollo infantil. Dimensiones de análisis relevantes para la intervención educativa y social.
  • Cita APA
Muñoz, A. (2005).  La familia como contexto de desarrollo Infantil. Dimensiones de análisis relevantes para la intervención educativa y social. Portularia, 5(2), pp. 147-163.
  • Palabras clave
Intervención educativa y social con familias, contexto familiar, ideas de los padres, interacciones familiares.
  • Resumen o abstract
El presente artículo tiene por objeto proponer puntos de actuación para los profesionales que trabajan en el ámbito de la intervención educativa y social en el contexto familiar. Para ello, en primer lugar, reflexiona sobre el importante papel de la familia en el desarrollo de los niños y niñas que crecen en su seno. Posteriormente entra a analizar las principales dimensiones del contexto familiar con influencia en el desarrollo infantil: las ideas de los padres sobre el desarrollo y la educación de sus hijos, las relaciones afectivas, los estilos de socialización familiar, los escenarios y las interacciones educativas familiares. Por último, y considerando las ideas y conductas paternas que se revelan más favorecedoras del desarrollo infantil en cada una de las dimensiones analizadas, se plantea la necesidad de que la intervención educativa y social con familias incida en la sustitución de cogniciones y prácticas poco estimulantes por otras con mayor capacidad para promover el desarrollo de niños y niñas.
  • Conclusiones
En resumen, la familia es el principal contexto de desarrollo durante los primeros años de vida de la mayoría de los niños y niñas. Son muchas y muy importantes sus funciones en relación a los hijos. La familia, y en concreto, los padres y madres, proporcionan a los hijos e hijas alimento, cuidados, protección, afecto, apoyo y cauces para conocer progresivamente el mundo físico y social en el que viven, todos ellos elementos fundamentales para su desarrollo. Pero, además, los padres también promueven el desarrollo infantil a través de la organización de los aspectos estructurales y materiales del hogar, de la planificación de las actividades de sus hijos y de las interacciones que mantienen con ellos. Esta función educativa de la familia parece estrechamente relacionada con las ideas que padres y madres tienen sobre el desarrollo y la educación de los niños y niñas. Por ello, todas las dimensiones del contexto familiar que hemos analizado en el presente artículo deben ser consideradas y abordadas por los profesionales que trabajan con familias, y en concreto, por aquéllos que realizan labores de intervención educativa y social en este contexto de desarrollo.
Así, en el ámbito de las ideas que padres y madres pueden tener sobre cómo se desarrollan sus hijos e hijas, y de las prácticas de crianza y educación relacionadas con tales cogniciones, es necesario que se desarrollen programas formativos para las familias, sobre todo para aquéllas con niveles de formación más bajos, ya que a lo largo de la exposición se ha puesto de relieve que las ideas y las prácticas educativas más favorecedoras del desarrollo infantil son más frecuentes entre padres y madres con niveles educativos y profesionales más elevados. Estos programas deben intentar modificar las ideas más pesimistas e innatistas que pueden tener algunos padres, así como las que sostienen estereotipos sexuales y otros valores como el énfasis en la obediencia ciega a los padres como único medio de mantener la cohesión familiar. Poco a poco, sin violentar a los padres ni culpabilizarlos por sus ideas, y a través de ejemplos y del planteamiento de situaciones concretas y reales más que de largas disertaciones teóricas, estas ideas y las prácticas educativas relacionadas con ellas, deberán ser sustituidas por otras de corte más moderno. A nuestro juicio, algunos de los aspectos cruciales en los que estos programas deberían incidir son los siguientes:
-Tomar conciencia de la importancia de los factores ambientales en el desarrollo y por ello de los estímulos que proporcionen a sus hijos y de las interacciones que mantengan con ellos.
-Fomentar expectativas más reales y optimistas sobre el desarrollo infantil que animen a los padres a proporcionar una estimulación más rica, compleja y variada, acorde con el desarrollo esperado en sus hijos e hijas.
-Subrayar la necesidad de tratar a niños y niñas de igual forma, sin discriminaciones sobre sus capacidades actuales y futuras.
-Plantear la importancia de la afectividad en la familia y de que ésta se muestre abiertamente a los niños, de modo que se sientan apoyados y confortados dentro de su familia, lo que genera un sentimiento de confianza y valía personal que les acompañará en su vida dentro y fuera del contexto familiar.
-Enfatizar la necesidad de dialogar y negociar con los niños y las niñas, a través de razonamientos acordes a su nivel evolutivo, para que vayan interiorizando normas y valores de un modo más adecuado que cuando éstos son simplemente impuestos sin que los receptores los entiendan y asuman.
Estas cuestiones que nos parecen claves en la intervención educativa y social con familias, además de incidir en el aspecto concreto que en cada una se trabaje, pueden proporcionar herramientas para que las familias vayan modificando y reestructurando sus prácticas educativas y las relaciones que se producen en su seno en otras áreas quizás no trabajadas directamente en el programa concreto en el que se hallen inmersas. Y es esta la tarea principal que a nuestro entender tienen los profesionales que desarrollan su actividad profesional en este ámbito: dotar a las familias de los instrumentos necesarios para que puedan promocionar
de la mejor forma el desarrollo de sus hijos e hijas, siendo eficaces, pero también autónomas para llevar a cabo esta importante tarea.

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